- Hola Paul- dijiste sonriente.
- Que pasa hermosa?- contesto Paul con sus grandes lentes, tomo tu cuello te acerco y te beso.
- Esque… debo de ir por las cosas de mi casillero, no tardo- dijiste.
- Ah si, no importa, tardate lo que quieras, no hay prisa- dijo despreocupado quitándose el cinturón.- quieres que te ayude?- pregunto
- Pues esque tal vez te puedan reconocer, mejor no te arriesgues- le contestaste.
- No, pero todos siguen en sus exámenes, casi nadie ha terminado por lo que puedo ver, no?- replico.
- Bueno, si, tienes razón.- respondiste
- Entonces si te ayudare- dijo Paul seguro- y aunque hubiera gente te hubiera ayudado, no permitiría que trajeras todo tu sola- dijo sonriente.
Tu le devolviste la sonrisa y el bajo del auto, cerro la puerta y tomaste su mano y lo llevaste donde estaba tu casillero. Lo abriste y lo primero que vio Paul fue que tenias una de sus cartas que te había mandado ahí colgadas. Paul sonrio y volteo y te beso fuertemente y comenzó a sacar las cosas con entusiasmo.
No había tantas cosas pues en una sola vuelta ya se habían llevado todo al coche. Fuiste con Paul a cerrar tu casillero y encontraste un pétalo de las rosas que el te había regalado. Lo tomaste, pensabas que Paul no te estaba viendo, pero sentiste su respiración atrás de ti y supiste que estaba detrás de ti con sus manos en los bolsillos masticando chicle con sus grandes lentes. Volteaste y lo viste, el te sonrio, tomo el pétalo salvajemente y te beso.
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